domingo, 24 de febrero de 2013


"LA VIDA DE LOS OTROS"
 O ESPIONAJE A LA ESPAÑOLA






El comentario que transcribiré a continuación acerca de las cloacas del Estado es, nada menos, que de Sir Wiston Churchill, quien nos dejó escrito con su estilo inimitable lo que sigue:

Complot y contra-complot, engaño y traición, doblez y triple doblez, agentes verdaderos, agentes falsos, oro y acero, la bomba, el puñal y el pelotón de ejecución, todo ello entretejido para formar una trama: increíble pero verdadero. Los oficiales de alta graduación del Servicio Secreto se deleitan buceando en estas aguas subterráneas y prosiguiendo su trabajo con una fría y silenciosa pasión...”



Por lo que estamos conociendo gracias al abundante goteo informativo que la prensa publica un día sí y el otro también, la agencia Método 3 viene actuando impunemente en España desde hace más de una década y sus responsables máximos, según hemos sabido, han estado muy bien relacionados con los más altos responsables del Ministerio del Interior desde los tiempos de Rubalcaba. Después de haber investigado a políticos, empresarios, jueces, fiscales y a medio mundo, ¿cabe pensar que el CNI no tenía noticia de esta agencia, quiénes eran sus componentes, a qué se dedicaban y hasta el contenido exacto de todos los informes realizados y guardados? Absolutamente impensable. Solo el conocimiento y la aceptación tácita de las actividades clandestinas de la agencia M3 explica que sus actividades se hayan venido manteniendo durante años sin ninguna intervención para poner fin a sus desmanes. ¿No será que los detectives de Método 3 han venido trabajando bajo el amparo o en colaboración con los servicios secretos del Estado? Y todavía más, ¿acaso somos tan idiotas como para no pensar que la propia agencia M3 no sea uno de los múltiples tentáculos operativos que utilizan las propias cloacas de Estado para trabajar a la luz del día sin dejar huellas visibles de quienes deciden en última instancia los personajes que serán investigados, guardándose las espaldas en caso de ser descubiertas sus actividades?




Si esto fuese así, y a mí me parece que lo es, jamás sabremos el contenido de esas decenas de cajas llenas de documentos confiscadas por la policía en las dependencias de la agencia Método 3, ni la verdad acerca de qué voluntades e intenciones se esconden tras ese sistema de espionaje con tintes mafiosos que tanto alarma hoy a la opinión pública y, sobre todo, al menos teatralmente, a los políticos afectados por seguimientos y escuchas. 



Y digo “teatralmente”, porque responsables muy cualificados de los principales partidos han sido, al mismo tiempo, espías y espiados. El conocimiento mutuo de los asuntos turbios en los que aparecen involucrados muchos de los miembros más encumbrados de la nación es la mejor garantía para que sus miserias no salgan nunca a la luz, ya que el desprestigio afectaría a toda la casta detentadora del poder durante los últimos diez o quince años. Por eso, estoy convencido de que el oscuro fondo que se vislumbra tras esta red de espionaje particular, tan “a la española” por su cutrez, no la conoceremos nunca.

Hay que tener muy en cuenta que los altos poderes que gobiernan el reino de las cloacas no podemos clasificarlos en ninguna categoría formalmente establecida. Pertenecen a un ejército de sombras cuya identidad es raras veces demostrable, porque utilizan todos los recursos de que disponen, que son inimaginables, para pasar desapercibidos o hacerse visibles, según les convenga. Entre otras cosas, son especialistas en la información/desinformación, para la que reciben un adiestramiento permanente con las técnicas más sofisticadas. Ahí radica su poder para la extorsión a quienes convenga y para procurarse alianzas y complicidades que, de otra forma, no podrían conseguir. Otra de sus capacidades operativas está en la fabricación de pruebas falsas para todo lo que les exija el guión, que en este mundo se denomina “el juego”.



No nos engañemos. Sin tener en cuenta las actuaciones de los poderes que se mueven en el “mundo subterráneo”, no es posible explicar casi nada de lo acontecido en España desde el asesinato de Carrero Blanco, pasando por el “Informe Crillon” sobre Mario Conde, el pinchazo de los teléfonos del Rey, la operación contra Pedro J. Ramírez, el chivatazo de del caso Faisán y, desde luego, los dos acontecimientos más decisivos, por sus nefastas consecuencias, de la historia reciente española: el fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 y la masacre falsamente islamista llevada a cabo en los trenes de cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004.

  

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