miércoles, 9 de enero de 2013


            LA JUNTA DE ANDALUCÍA
          O EL EXPOLIO QUE NO CESA



¡Para qué hablar, si la palabra estalla!


Esta foto me la remitió ayer un buen amigo. Mientras en Andalucía falta presupuesto para lo más indispensable, la Junta sigue derramando sin control alguno nuestro dinero en Marruecos, entre otros muchos países en los que la transparencia democrática brilla por su ausencia. ¿Qué oscuros intereses se esconden tras este incalificable despropósito? Juzguen ustedes mismos, porque la imagen habla por sí sola. Maldita sea una y mil veces esta gentuza que nos desgobierna sin que haya justicia alguna que intervenga.




Basta asomarse a las páginas del BOJA para ver que una parte nada desdeñable de las remesas que llegan desde el Gobierno central, así como las procedentes de los fondos comunitarios, la Junta de Andalucía las transfiere a países extracomunitarios en concepto de ayudas al desarrollo. ¿Con qué cara nos piden los políticos más esfuerzos y solidaridad a los ciudadanos? ¿Quién garantiza que de estas partidas para la Cooperación Internacional (?), dependientes directamente de la Consejería de la Presidencia, no se pierde en buena parte por el camino, siendo Marruecos, como es bien sabido, uno de los países más corruptos del mundo? ¿Quienes son los políticos de la Junta para financiar proyectos en el extranjero, cuya fiscalización efectiva cae dentro de los ámbitos jurisdiccionales  del Derecho Internacional, en los que ninguna comunidad autónoma tiene competencias para actuar? ¿Quién gana qué para mantener contra viento y marea semejante despilfarro, con la que está cayendo? ¿Acaso no supone un insulto a la inteligencia vincular motivaciones limpias o solidarias a semejante escándalo? ¿Por qué no se interviene a Andalucía ya para detener este expolio que no cesa? ¿Por qué no se procede de igual manera con Valencia o Cataluña, comunidades en las que también hasta el aire apesta a corrupción?


No es de extrañar que los españoles estemos descorazonados y furiosos. Si a base de recortar salarios, pensiones y prestaciones sociales a los más desfavorecidos el actual Gobierno de la Nación consiguiera enderezar nuestra torcida economía, será para que los mismos que han provocado la terrible situación por la que atravesamos sigan enriqueciéndose todavía más descaradamente y con mayor impunidad. Con sus prácticas mafiosas, este Régimen post-franquista ha prostituido la idea misma del Estado de Derecho y ya no cabe vuelta atrás, porque todas sus instituciones, empezando por la Justicia, están completamente desacreditadas. Y no vemos recambio inteligente por ningún sitio. Da vértigo pensar en las ingentes cantidades de dinero que durante las tres últimas décadas el Gobierno socialista andaluz ha detraído de las arcas públicas, es decir, de nuestros bolsillos, para ponerlo en manos de organizaciones, asociaciones particulares y grupos de dudosos intereses asentados en muchos de los países en los que la corrupción más perversa e inimaginable campa por sus respetos, como es el caso de Marruecos, en donde no hay papel o licencia que se mueva sin la correspondiente “mordida” institucional, algo que ponen de manifiesto diariamente los aduaneros del puesto fronterizo de Ceuta a cualquier automovilista que cruce la barrera que separa el territorio marroquí del español.







Pero lo más desasosegante del asunto es que esta chusma política asentada en las instituciones públicas andaluzas siga abonando y capitalizando con su propaganda diaria, que también pagamos todos, el enfrentamiento entre ricos y pobres, colocándose sus adalides, entre los que medran individuos más ladrones que Caco, como representantes de esa "igualdad" pregonada a cada paso como un mantra sagrado, a pesar de que choca frontalmente con el mantenimiento de unos privilegios que si siempre fueron injustos, ahora revisten tal obscenidad que habría que incluirlos directamente en la “Historia Universal de la Infamia”, en cuyas páginas el desvalijamiento de las Cajas de Ahorros ocuparía un capítulo entero.




A estas alturas, no me cabe duda alguna de que algún día la política de despilfarro, desviación y apropiación de caudales públicos, evasión fiscal a gogó, venalidad, subvenciones mafiosas, financiación ilegal de los partidos políticos, nepotismo y clientelismo sectario que soportamos los españoles desde hace demasiadas décadas aparecerá reseñado en los libros de texto como el mayor y más continuado expolio acaecido en la Historia de España. Yo no lo veré seguramente, pero ocurrirá, porque los historiadores siempre terminamos poniendo las cosas en sus sitio. Lo malo es que hasta las verdades más apabullantes suelen ser reconocidas como tales con demasiado retraso. 





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